ETAPA DEL 2 DE SEPTIEMBRE (La rebelión se puede oler en el camino)
Los que permanecemos en el campamento base zaragozano de la Marcha a Bruselas contra la reforma laboral y por el reparto del trabajo y la riqueza, recibimos noticias de los marchistas todos los días. De una u otra forma, consiguen comunicarse con nosotros y nos cuentan sus conversaciones, no solo con los grupos políticos de la izquierda u organizaciones simpatizantes, sino con los ciudadanos que te vas cruzando a pie de ribazo. Y que con diferente análisis, dependiendo de la visión del que lo enfoca, la ciudadanía francesa está contagiándose de un virulento rechazo a la política de Sarkozy, especialmente tras las últimas expulsiones de ciudadanos europeos rumanos. Nuestros hermanos galos tienen las cosas más claras de lo que las tenemos aquí. Saben que deben plantarle cara a esta clase de política. Que los derechos de los trabajadores y las garantías sociales son sagradas y hay que defenderlas. Por eso van a movilizarse y apoyar la Huelga del día 7.
También debe ser por eso que, los quijotescos personajes que engrosan la "serpiente naranja" sean recibidos como un soplo naïf de brisa fresca. Como un símbolo de insumisión.Ellos nos confían sus fantasías. Como una adorable ancianita del Midi a la que llamaremos Marie, perenne militante de la CGT francesa, que nos susurraba, como quien te dicta la receta de una tarta, que de acompañarle las fuerzas le pondría personalmente una bomba en el avión a Sarkozy. Son formas de hablar. Un ejemplo pintoresco. Pero existen muchos más testimonios que nos dan muestras de la rabia y el inconformismo que se está extendiendo entre la población francesa.
Potentes indicativos de que la rebelión también recorre, como lo hace nuestra Marcha, la geografía ciudadana de toda Europa. Algo más fresco y más limpio se empieza a respirar por el camino.
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Pavoguze -
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